Publicado por primera vez en julio de 2017 / Actualizado en julio de 2023

El término probiótico proviene del griego y significa literalmente "a favor de la vida". El término se emplea con mayor frecuencia para describir las bacterias benéficas que habitan en el tracto intestinal humano. Por lo general, los fabricantes de probióticos proporcionan formas vivas liofilizadas inocuas de muchas de estas bacterias benéficas para que se puedan incluir en cápsulas, líquidos o alimentos y revivir en el tracto intestinal humano. Los probióticos también están presentes en alimentos fermentados como el yogur, los quesos curados y crudos, el kéfir, el kimchi, el chucrut y el miso. Los microorganismos específicos incluidos en estos productos varían, pero suelen incluir lactobacilos y bifidobacterias, que son los principales probióticos presentes en los suplementos dietéticos.

Los probióticos son útiles para favorecer la salud del "microbioma", el conjunto de material genético de los microbios que albergamos en nuestro organismo. El número de microbiota (bacterias, virus y hongos) que vive en el cuerpo humano es enorme. Se calcula que aproximadamente 100 billones de células microbianas de 1000 especies distintas de microorganismos viven dentro o sobre nosotros, en una relación verdaderamente simbiótica.

En gran medida, el microbioma intestinal humano desempeña un papel integral en nuestra salud general. En un esfuerzo por mejorar el microbioma intestinal y favorecer de este modo la salud general, muchas personas recurren a los suplementos probióticos. Este uso de los probióticos cuenta con el respaldo de investigaciones clínicas importantes, con más de 500 estudios doble ciego controlados con placebo. Gran parte de las investigaciones se han centrado en el uso de probióticos para favorecer la salud gastrointestinal y reforzar la función inmunitaria, pero las investigaciones clínicas también respaldan el uso de probióticos para apoyar muchas otras metas de salud1.

Beneficios de los probióticos para la salud

Se ha demostrado que los probióticos poseen muchos mecanismos para mejorar el entorno gastrointestinal y hacerlo menos acogedor para los microbios menos deseables. Por ejemplo, muchos organismos indeseables deben adherirse al revestimiento del tracto gastrointestinal para colonizarlo de forma eficaz. Algunas cepas de probióticos pueden adherirse al epitelio y actuar como "barreras de colonización", impidiendo que las bacterias (y levaduras) indeseables se adhieran a este revestimiento.

Otro mecanismo de acción es que los probióticos producen compuestos antimicrobianos denominados bacteriocinas. Cuando los organismos probióticos liberan estos compuestos, se produce una modificación benéfica del microbioma. También se ha demostrado que parte de la actividad antimicrobiana de los probióticos se debe a su producción de peróxido de hidrógeno y ácidos orgánicos como el láctico y el butírico. La producción de estos ácidos orgánicos pequeños también ayuda a mantener un pH intestinal óptimo, así como a nutrir a otros organismos benéficos para la salud y, en el caso del ácido butírico, constituye la fuente de energía clave para las células que recubren el intestino grueso2,3.

Además, los probióticos compiten por nutrientes que, de otro modo, serían aprovechados por microorganismos indeseables. Un número suficiente de organismos probióticos puede absorber la mayor parte de los nutrientes prebióticos disponibles, lo que inhibe el crecimiento de microbios indeseables2,3.

Por último, los probióticos también ayudan a estimular la respuesta inmunitaria. Por ejemplo, los probióticos pueden aumentar la secreción de inmunoglobulina (Ig) A, un anticuerpo que recubre nuestro intestino. La IgA es un anticuerpo inespecífico que puede adherirse a microorganismos no deseados y neutralizarlos. También se ha demostrado que algunos probióticos son capaces de activar células clave de nuestro sistema inmunitario (células asesinas naturales, macrófagos y linfocitos T)4.

También se han descubierto muchos otros mecanismos relacionados con efectos no gastrointestinales. No obstante, aquí nos centraremos en los efectos gastrointestinales de los probióticos.

Suplementos probióticos: la calidad importa

La calidad de los suplementos probióticos depende de dos factores principales: (1) las características de las cepas incluidas en el suplemento y (2) una viabilidad adecuada, de modo que haya un número suficiente de bacterias viables en el momento del consumo. Esta viabilidad depende de factores como una fabricación adecuada y la "resistencia" de la cepa, así como del envasado y el almacenamiento del producto con la humedad y la temperatura correctas.

Las cepas de bacterias podrían compararse con distintas razas de perros. Todos los perros pertenecen al género Canis y a la especie familiaris. Dentro de esta especie existe una amplia diversidad en cuanto a tamaño, forma, fuerza y otras características físicas, que van desde el san bernardo hasta el chihuahua. Algo similar sucede dentro de las especies de bacterias; cada especie de bacteria comprende multitud de cepas. Algunas cepas probióticas son resistentes y fuertes, capaces de sobrevivir al paso por el tracto gastrointestinal superior e inhibir las bacterias patógenas, y otras son débiles y no pueden sobrevivir ni eliminar las bacterias patógenas.

Lo que esta analogía quiere decir es que los consumidores deben recurrir a productos desarrollados y fabricados por empresas que hayan realizado las investigaciones necesarias para garantizar la viabilidad de su producto y, en el mejor de los casos, lo hayan probado en ensayos clínicos con seres humanos. Con los probióticos, al igual que con otros suplementos, sea un consumidor inteligente y elija productos que le aporten los beneficios que desea. La información anterior ofrece algunas orientaciones sobre las mejores cepas probióticas para ayudar a prevenir la diarrea relacionada con los antibióticos y la diarrea del viajero, así como para tratar las infecciones causadas por Helicobacter pylori y el síndrome del intestino irritable.

Dosis

La dosis de suplementos probióticos se basa en el número de organismos vivos presentes en el producto. Por lo tanto, es importante consumir productos que indiquen el número de organismos vivos en el momento de la caducidad y no en el momento de la fabricación (que no significa nada). La mayoría de las veces se obtienen resultados satisfactorios tomando entre 5000 y 20.000 millones de organismos viables al día. Resulta sorprendente que, según los estudios clínicos sobre estos problemas gastrointestinales, las dosis en este intervalo suelen producir mejores resultados que dosis mucho más elevadas.

Referencias:

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  3. Rueda-Robles A, Rodríguez-Lara A, Meyers MS, Sáez-Lara MJ, Álvarez-Mercado AI. Effect of Probiotics on Host-Microbiota in Bacterial Infections. Pathogens. 29 de agosto de 2022;11(9):986.
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